En muchas ocasiones, desde la escuela, tendemos a poner una "etiqueta" a lo que le puede ocurrir al alumnado, en algunos periodos de su escolaridad o a lo largo de ella, sin centrarnos en las necesidades que pueda presentar y trabajar sobre ellas. Además, nos centramos en llevar a cabo diversas medidas sólo para ese alumnado y no generalizarlo al resto.
Desde mi experiencia y después de leer los artículos "Una escuela para Juan" y "Modelo Educativos para una vida de calidad", desde la escuela debemos hacer un gran cambio, no centrándonos en qué es lo que tiene el alumnado, sino qué necesita en ese momento, cómo dar una respuesta a adecuada y ajustar esa respuesta a todos los compañeros y compañeras de un alumno en concreto.
A lo largo del curso, se ha profundizado en la inclusión y hemos realizado diferentes actividades inclusivas. De estas semanas, podemos decir que la inclusión educativa es posible, pero es un arduo camino donde debemos remar todos, familias y profesorado, en la misma dirección.
Con estas frases no quiero echar una losa sobre la educación, todo lo contrario, debemos reflexionar sobre qué y cómo llevamos a cabo nuestra práctica docente para poder modificar o mejorar los aspectos nesarios para conseguir la inclusión educativa. Por ello os quiero dejar este artículo "Barreras que impiden la escuela inclusiva y algunas estrategias para construir una escuela sin exclusiones".
Me gustaría finalizar esta entrada con una cita que a mí me ha hecho reflexionar y que me ayuda a mejorar y a enfocar mi labor educativa hacia la inclusión:
"EN UN MUNDO LLENO DE DIFERENCIAS, LA NORMALIDAD NO EXISTE"
Vlachou (1999)
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